dimecres, 30 de juliol del 2008

Escenas de la batalla de Aehprom

1. Preparación de la contienda
-¿Qué tiene esa ciudad que tanto le obsesiona?.

- Eres un buen hombre, un hombre vivido, hecho y derecho. Cómo ya sabes Aehprom ha sufrido 6 asedios, 3 revueltas y 9 reconstrucciones desde su fundación. Y siempre ha renacido, se ha sobrepuesto y se ha enriquecido y aumentado su población. No hay honor mayor en la carrera militar que conquistar esta plaza.


- Si pero, ¿que es lo que posee la ciudad que la haga tan atractiva a sus ojos y a los de los gobernantes?. No tiene ríos, ni puerto, ni está en las rutas comerciales. Depende de otras regiones e imperios para subsistir. Y nunca han entrado en conflicto con nosotros.


- Me confundía contigo -
susurró el general con los ojos en el suelo, abandonando la habitación.

Al día siguiente, se inició el asedio.


2. Amputación:
Gritaba. Aullaba. Gemía y lloraba.
El joven cabo, de apenas 16 años, con la pierna destrozada por la metralla no hacía más que quejarse.
El cirujano, harto de no oírse ni los pensamientos, con la sierra en la mano, le espetó:

- ¡Coño muchaho! No es para tanto. Amputaremos y vivirás muchos años, y ¡Joder, entonces sabrás qué es el dolor!.


(Nota: hay noticias de un episodio épico en la batalla, en la que un cojo aún sangrante combatió cuerpo a cuerpo con los defensores en el ataque final de la puerta norte. No se conoce su suerte.)


3. Ruinas:
Los generales admiraban, con orgullo reprimido, el destrozo después de días de asedio y saqueo. La victoria era suya.

- Ha sido una ciudad vella y valiente, apuntó uno de los dos admirando los escombros de mármol y las columntas aún en pié.


- No se confunda. Las bombas apenas han dejado las cloacas a la vista y nadie sabe, a ciencia cierta, cuantos ciudadanos han desertado.


(Nota: tras años de abandono esa esplanada se convitió en un fructífero patatal.)

4. Paseo victorioso
El invasor, axhausto por la batalla, dió rienda suelta a la tensión acumulada. El saqueo fué provechoso y exhaustivo. El día del desfile de la victoria, con los rostros abultados por la embriagez, el ejército entero asistió a la entrada del Gran General al edificio de gobierno. Tras unos minutos, salió con la bara de mando bajo palio y la cara desencajada. Sólo su ayudante se atrevió a preguntar, discretamente:

- ¿No está satisfecho, mi general?

Y el Gran General, en un acto de sinceridad que no volvería a repetir en toda su carrera, le lanzó sobre la cara el acta de levantamiento de la ciudad susurrando indignado:

- No lo es. No es. No es Aehprom. La última vez la debieron reconstruir lejos de aquí.


Los festejos duraron días, semanas. Incluso alguno no pudo soportar la celebración.

5. Honores
De vueltas a la capital, el recibimiento fue espléndido. Los carros, la caballería y hasta cuatrocientos cincuentaysiete combatientes de a pié recorrieron la avenida principal escoltando a los 14 héroes de Aephrom. Los porteadores los elevaban sobre la multitud. Habían luchado, habían sufrido y conservado el honor en el asedio, se habían mantenido fieles en momentos decisivos. Y merecían los honores más altos. Un coro de trescientas doce voces cantaba sus hazañas y el pueblo los vitoreaba y saludaba a su paso.
Lástima que, por su condición de muertos, no lo pudieran disfrutar, y que nadie hubiera prevenido su descomposición, provocada por siete días de intemperie.


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Estudios geológicos y arqueológicos
Si bién no está probada la existencia de Aehprom, si es cierto que algunas exploraciones han localizado vestigios dispersos al sur del Peloponeso que parecen coincidir con las descripciones de los códices. Lo realmente sorprendente es que el subsuelo sobre el que se han encontrado, por su composición puramente arcillorsa, jamás podría haber soportado el peso de las construcciones magníficas que se intuyen por el estudio de los restos.
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Dades personals

Interesante. Empiezo este bloc para nada. Una gota en en mar. No quiero que nadie lo lea. Pero espero que alguien lo encuentre. Individuo